Erase una vez, el príncipe Paquito, sus padres eran el rey Patricio y su esposa Maria, vivían en su feliz reino en algún lugar perdido del planeta.
Paquito soñaba desde pequeño con llegar a la luna volando y comerse un trozo, ya que él creía que era de queso. Así que, como no sabía volar, construyo un cohete hecho de cartón y papel, pero no funcionó.
Un día, Paquito fue a visitar a su abuelo y le contó esta historia:
'' Cuando yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica en un libro sobre el Bosque Virgen que se llamaba Historias Vividas. Representaba a una serpiente boa que se tragaba a una fiera. He aquí una copia del dibujo. El libro decía: << Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante loas seis meses de la digestión.>>''
Y tras contarle esa magnífica historia, el abuelo le regaló el libro a Paquito y a partir de ese día, cada noche lo leía y miraba hacia la luna esperando que algún día llegue a ella. Ese libro era un tanto extraño, era grande y grueso, con la tapa muy gastada, y con las letras doradas; por dentro, estaba lleno de magníficos dibujos de vivos colores y la letra pequeñísima.
Ese libro fue una de mis grandes inspiraciones a lo largo de mi carrera artística, me ayudó a dejar de pensar en chiquilladas y empecé a plantearme llegar a ser pintor algún día. Y así es como empezó todo; empecé a viajar por todo el mundo, conocí a mucha gente y muchas culturas diferentes ¡Hay que ver lo que se aprende viajando!
Y todavía recuerda ese dibujó que debí haber dibujado unos veinticinco años atrás, cuando todo el mundo decía que parecía que era un sombrero...
Después de tanto trabajo volvió a su hogar y visitó a toda la gente del pueblo, dentro de pocos años puede que llegue a ser rey, así que ya es hora de que se ponga a ello. Y entonces, estaba merodeando por el baúl de los recuerdos y encontró el libro que le regaló su abuelo, lo abrió y cayó una ligera hoja de papel al suelo, era un dibujo que hizo dibujando el cohete en el que se iba a montar cuando viajara a la luna. Ese dibujo también fue una gran inspiración para él.
Un año después, se encontraba expuesto un cuadro, en ese cuadro aparecía un niño mirando a la luna y las estrellas, un cohete y muchas otras cosas que le recordaban a su infancia. Ese cuadro lo hizo muy famoso ya que también fue el último cuadro que pintó porque se tenía que convertir en rey.
- SAINT-EXUPÉRY, A. (1996): El Principito, Ed. Alianza, Madrid